martes, 27 de diciembre de 2011

Escapar


Escapar al silencio
Saber que se vuelve
Arroparse con rayos de luna
En algún lugar
En alguna estrella

Derretir el hielo
Sin mojar los ojos
Contar que todo ha sido
Pero sin ser
En algún momento

Mirar del sentimiento
Cortar por lo sano
Irse pensando que la frente está alta
Sólo unos pasos
Sin mirar atrás el camino

Esconder la desesperación
Sin moverse de su lado
Cortando a cada paso las flores
De un encanto
Que nunca florece

Mira la luna, ilumina la piel, qué piel tan blanca, tan fría es, espesa su textura y amargo su sabor, pero es piel que refleja a esa luna que me arropa, que me abriga y me protege, que grita sin miserables miedos: soy luna y yo te veo.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Sol de noche


Sol de día,
Sol de tarde,
Sol de ocaso…
Sol de noche.

Sol que ilumina,
Sol que encandila,
Sol que desvela…
Sol que quema.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Canción de LkS en el país


El viajar es un placer que nos suele suceder... y a veces nos deja ser.
Y a veces está bueno registrar imágenes de los lugares en los que estamos. Para que la memoria propia también pueda ser parte de la de todos. Sin perder los momentos vividos.

martes, 6 de diciembre de 2011

Un balcón sin Julieta



Reposa sobre mí
una idea inconclusa,
una forma de ser,
una mente de hielo,
un amor sin piel

Veo hacia arriba,
está mi balcón
un balcón sin Julieta,
un balcón sin amor.

Pesa en mi pecho
una flor de cardón,
una estaca profunda,
una mirada vacía,
un ser y no ser.

Veo hacia arriba,
está mi balcón
un balcón sin Julieta,
un balcón sin amor.

No son setenta sin flores
No son setenta sin amor
Sólo un balcón sin Julieta
Sólo un balcón sin amor.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Eso no importa


Puedes amarme tranquila hoy
Puedes llorarme sin ahogar las penas
Puedes vivirme sin sentido alguno
Puedes si quieres olvidar mi nombre

Pero no te olvides
Que nada de eso importa
Pues mañana llega la muerte

Puedes darme un beso y escapar
Puedes dejarme sin habla
Puedes no volver jamás
Puedes si quieres ser mi corazón imposible

Pero no te olvides
Que nada de eso importa
Pues mañana llega la muerte

Puedes calmar mis penas
Puedes sentir que a tu lado vuelo
Puedes esquivar mis manos
Puedes si quieres borrar mi recuerdo

Pero no te olvides
Que nada de eso importa
Pues mañana llega la muerte

Pero aunque muera mañana
Sabrás

Que me amaste tranquila o locamente
Que me lloraste sin ahogar tus penas
Que me viviste sin sentido alguno
Que pudiste y quisiste olvidar mi nombre

Que diste un beso y escapaste
Que me dejaste sin habla
Que no volviste jamás
Que fuiste porque quisiste mi corazón imposible

Que calmaste mis penas
Que sentiste que a tu lado vuelo
Que esquivaste mis manos
Que lograste, queriendo, borrar mi recuerdo

Y no te olvides
Que eso no importa
Que todo eso no importa
Pues mañana llega la muerte


A veces mañana es un segundo. A veces, mañana es hoy. A veces, mañana es eternidad

Vendrán buenos tiempos

Mientras tus pies buscan el piso
tu mente vuela alto y encuentra el cielo.
Tanto imposible que deseas
no es más que refugio, excusa, pobre desvelo.

No vale sonreir al mundo.
No vale la muerte que en el deseo encuentra.
Piedra Libre al tiempo
que ya no se esconde, mi enemigo.

Siempre apostar a equivocarse
desmintiendo de una vez lo que desde un principio se sabe.
Avestruz de tierras transparentes
necia como pocas, sombra de camino.

Volver sobre los pasos
ya no hay retorno ni explicaciones.
Ya todo se pierde en la feria del tiempo
queriendo volver a verte sin pensar...
en los buenos tiempos

martes, 22 de noviembre de 2011

Alguna vez



Ven a buscar las flores que un día te he de regalar...
Ven a buscar las flores que un día nos reconciliarán...
Ven a buscar las flores que un día caerán...
Ven a buscar las flores que un día se marchitarán...


Pero no te olvides que algún día te las he de regalar,
que algún día nos reconciliarán,
que algún día caerán,
que algún día se marchitarán.


Ven a pasear, que, en mis hojas, como el viento danzarás
Ven a pasear, que, en mis hojas, como lluvia te deslizarás
Ven a pasear, que, en mis hojas, como mariposa posarás
Ven a pasear, que, en mis hojas, como en laureles dormirás


Pero no te olvides que algún día te las he de regalar,
que algún día nos reconciliarán,
que algún día caerán,
que algún día se marchitarán.


Ni mis flores ni mis hojas, ni el cardón ni el pedregal
ni tus deseos ni tus miedos, ni tus llantos de cristal.
Ni mis huidas ni mis conquistas, ni la montaña ni el mar
ni tus labios ni tus ganas, ni tu huida ni tu adiós...

Nada se hace flores, nada se hace hojas
pero todo alguna vez, nos dice adiós...

viernes, 18 de noviembre de 2011

Quién sabrá


Camino tus calles, 
miro alrededor la locura;
el tiempo pasa más rápido que el reloj.

Me doy cuenta que eres Jano, 
de que puedo disfrutarte;
que aunque oculta, se entiende tu hermosura.

Crece la paz de un bello momento, 
los nervios, no ajenos, se manifiestan;
me complace sentir que soy humano.

Está dicha la historia,
pero en tu caso sorprende;
no hay quien cuente hechos más bellos
que los que ofrece tu noche.

Aunque me devuelve el viaje la realidad,
hay quien se esconde;
quién sabrá mañana despertar, sonriendo, en cama.

lunes, 31 de octubre de 2011

Amante perfecta



Temprano amanece, se esfuma el canto
De las aves que dedican su sonido al sol.
Sonrisas, ansiosas, aguardan su rol
Cargan presagios, espantan tu llanto

Mundos de piedra chocan en vos
Miradas profundas, no vuelcan la cruz
No tengo respuestas ni preguntas de luz
Amante perfecta, nuestro silencio es de a dos.

lunes, 10 de octubre de 2011

Sombra de luna



Volcará la luna sobre los cuerpos aquella extraña luz que alimenta el alma. Será un ritual oculto el que, entre golpes, nos fascine, mirando el reflejo vivo de lo que se conoce y no tiene nombre. La oscuridad caerá como manto de seda, que de tan húmedo no da respiro. Y nos deja envenenados contra el suelo, que de Madre Tierra quedó bastardo. Aullarán los maldecidos buscando refugio en una hoguera, que canta al mundo que existe a pesar de su bravura. Y seguirán callados los deseos que se ocultan tras penumbras, sumisos, sin caer desesperados, sin parecer deseos.

Volver a ver y no ver nada. Dejar caer y no sentir nada.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Un pequeño presente para un corazón tan grande



A cada paso que doy, siempre hay algo que me recuerda a vos. Será que tu corazón fue tan grande que cuando llegó al mundo lo inundó de bondad y sencillez a tu alrededor. Será que más allá de las tempestades, fuiste el mejor protector que cualquiera pudiera pedir… pueden ser tantas cosas que es difícil explicar lo que significa encontrarte a cada momento.

Y entiendo que no se pueda volver atrás, cambiar los hechos, reordenarlos, y hacer que hoy todo sea diferente, pero no pierdo la esperanza de que el mundo, o por lo menos el mundo que me rodea, esté cargado de todo lo que fuiste.

Los años se sumarán, no quiero contarlos, el tiempo ya no pasa, la espera puede ser eterna. Pero si esperar es la eternidad, quiero que tu recuerdo sea eterno. Pero no para llorarte, como puedo hacerlo ahora, sino para fortalecer mi corazón, tomar tus enseñanzas y poder dar, como vos, ese calor y abrazo fraterno que tantas veces cura el alma.

No hay melodías ni poemas que puedan abarcarte, no hay en todo mi ser forma alguna de olvidarte.

Por eso sigo cantando, sigo soñando, sigo encontrándote, sigo de cerca tu camino y recuerdo con alegría y orgullo todo lo que fuiste.

No hay un día para recordarte, pero hoy es tu cumpleaños número 71 y mis brazos quedan muy vacíos al querer abrazarte.

Pero estoy seguro que andarás por alguna parte, iluminando a otros, inundando de amor a todos, porque hasta acá puedo sentir tu calor.

Feliz cumpleaños, abuelo. Feliz cumple, Bonicho!

martes, 9 de agosto de 2011

Ser...


Inspirado en quién sabe qué prosa, qué literatura, qué ficción, puedo ser el protagonista y el ínfimo personaje secundario de quien no se espera más que la misma indiferencia. Puedo ser esa cucaracha encerrada en un enjambre de misterios, entre falsos hombres lobo y hombres de verde; una cucaracha que sigue el camino de azúcar para no perder la vida sin saber que está limitada entre la investigación y su función.

Puedo ser quién no distingue una serie lógico-matemática de la casualidad, de la inesperada aparición de lo mágico en la vida, y se sorprende de la misma sorpresa de verse reducido a un espectador inexperto dentro de las realidades numéricas. Y sin embargo, ata cabos sueltos en una red que le da sentido a lo inexplicable, a lo indescifrable.

No se aún si quisiera ser el autor de las cucarachas, de las series policiales de la lógica del que mira tan sólo la superficie y cree caminar sobre el agua, cuando no hace más que crear balsas que no soportan ni los icebergs ni los mosquitos, pero que engañan a más de un cocodrilo.

Buscar las verdades puede no tener mucho sentido si eso no genera la verdad en uno, el cambio en las perspectivas de vivir, si no nos aparta del camino de azúcar que transformaba a ese insecto en objeto de investigación de un aburrido. Pretenderse conocedor, es lo mismo que pararse en la ignorancia de un todo complejo. No decimos la verdad, y sobre todo nos engañamos a nosotros mismos, en primer lugar, diciendo que está en la punta de nuestras narices.

Y si uno es entonces la cucaracha, el mago y el represor, no existe forma alguna de conciliar en el interior una forma que acepte las premisas investigativas de la verdad, sin por lo menos una petición de principio: la verdad existe. No se si seré la prosa, el verso, la hipertextualidad. No importan los nombres del ser o no ser, mientras que se sea en la búsqueda, en el goce de la misma, con un solo objetivo: ser.

domingo, 31 de julio de 2011

Encantado de color


En el pasado parece haber perlas que nunca fueron ni serán…



Es la búsqueda, la inquieta búsqueda, la que nos lleva a pensar que es posible revivir los mismos momentos que vivimos en el pasado. Mostrarnos que somos ciegos ante el presente y que no podemos más que inventar algo llamado futuro como consuelo de nuestras ausencias en tiempos que, a veces, parecen remotos, tan remotos.

Ir tras los pasos que dejamos no es seguir nuestras huellas, es redescubrirnos en un tiempo otro que nos encuentra con cambios, crecidos, más inocentes o incrédulos. Pero hay que estar con los ojos abiertos para redescubrirse verdaderamente.


Podemos caer al mar y sentir que la inmensidad nos envuelve y aún así pensar que estamos solos. Podemos ir al lugar más lejano y aún sentir el eco de las voces que atormentan nuestros sueños sobre nuestras cabezas, o dentro de ellas.

Y así nos dejamos vencer ante la gravedad, ante lo dado. Caemos sin ver lo que hay debajo, pensando en que sólo es un producto de lo ajeno, que es lo que nos deja caer, y no nuestro propio peso, aún cuando alguna vez supimos volar.


Y la velocidad corre en nuestros corazones, que se distraen con el color y las brisas que lo abrazan y acarician. Sobre el río seco de la desesperanza, aún queda por vencer a esa soledad incontenible de saberse solo en compañía del mundo.

Quiera entonces la muerte que me encuentre donde busco, en el lugar al que llamo hogar y que no vive del recuerdo, porque de ser así no estaría existiendo.

viernes, 8 de julio de 2011

lunes, 23 de mayo de 2011

Todos iguales, todos diferentes



Unos tras otros, unos sobre otros. Encajados en un torbellino al cielo, en el que las letras no tienen idioma, donde lo literario se vuelve espuma y se asemeja a las nubes. Suben, bajan, protegidas de la tempestad, letras que se pierden y se vuelven a encontrar, desvanecidas, en el universo. Se rebelan ante la imposición de lo letrado, de la unificación de los criterios que buscan homogeneizar la expresión de sus almas literatas.

Y en el sin fin de una palabra, de un sonido vuelto tinta, aparece quien reúne el castigo divino en propuesta multicultural de la diversidad antropológica como naturaleza humana. Y no queda más que ver, ni pensar. Todos iguales, todos diferentes.

lunes, 2 de mayo de 2011

Entre sensaciones, miradas y tiempos


Sí. Uno puede estar a punto de perder la Fe. Palabras extrañas si las hay. Seremos entonces seres creados a imagen y semejanza de algo invisible, que ni aún siendo Creador puede contra lo que parece ser una propensión natural a la autodestrucción de la especie. Yo elijo que mueras, como tú elegiste que todos los demás no valían lo suficiente como para estar en este mundo. Son iguales. Mediocres pensamientos. Inteligencias que dicen ver más allá, que llevan mensajes de paz y de estabilidad, pero que para que esos estados sean realidad requieren de la exuberante violencia del ser.

Y en el medio de la hipocresía humana, se esconden las doradas, ya no tan verdes, hojas del otoño en los poblados de donde la paz aparenta ser posible. Y de vuelta siento venir ese pensamiento de Fe. Fe en que los que rodean el aura agotada de haber estado lejos, y que busca restablecer su energía nutriéndose de la génesis, restauren ese orden que se creía perdido en las vías muertas de un tren que ya cambió su rumbo.

Mientras, en los viejos parajes el viento sopló tan fuerte que el dorado de las copas llegó a alfombrar el piso y las calles se transformaron en oro. Pero si es oro en lo que se convirtió, y es oro parte de eso que nos lleva a la avaricia, al egoísmo y a la deshumanización de la vida, no quiero caminar por sus calles. No quiero evadir más el crimen, ni ser víctima de quien busca quitar al otro lo que no tiene, aún, a veces ignorando que son hermanos, si es que el parentesco puede ser sinónimo hoy de solidaridad y unión.

La solución parece estar en la creación misma, en el avance progresivo del trabajo para luego llegar al descanso. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis y cayó en el recargo de energía. Pero si desde el inicio de la vida el tiempo ya estaba allí, antes que el mismo Creador fuera inventado como tal a ojos de su creación, qué es lo que debemos esperar que pase. ¿Una epifanía, un develamiento de la Verdad?

Sabemos que en la duración de nuestra corta existencia hay demasiadas cosas para recordar, demasiadas personas, demasiados sentimientos y sentidos, pero como sucede en los sueños, qué pasaría si los tiempos se cruzaran, si la rutina fuera encontrarse con uno mismo, con sus seres queridos en diferentes momentos de la biografía. No me atrevo a afirmar que las redes se mantendrían inmodificables, y que a lo sumo irían in crescendo, sino, por el contrario, que el replanteo de los diferentes por qué de esas modificaciones, que en muchos casos vienen signadas por remordimientos, por malas decisiones, y otras, simplemente, por la distancia. La distancia entendida como empatía, sin estar atada a la consideración métrica y física del asunto.

Quien fuera entonces el mejor descifrador de códigos del alma de ese otro cercano, se puede transformar de pronto en alguien inabarcable, incomprensible, una hoja en blanco imposible de leer. Tal vez aquí, como en algún cuento de Borges, sean las letras correspondientes al tiempo que ha cambiado, la razón por la cual no se ve nada en ese papel que parece estar blanco ante unos ojos y ser elemento revelador del mundo ante quien vive contemporáneo, empático, con su entorno sígnico. No puedo ver. No hace falta ver. No puedo oír. No hace falta oír. No puedo hablar. No hace falta hablar. No puedo sentir. Estás muerto.

Y la salvación está dentro, pero asimilando el afuera. De alguna mágica manera, sin creer en la magia como algo que escapa a la construcción de un sentido humano, encontrar el sendero hacia la propia naturaleza, que parece haber sido alguna vez arrebatada del lecho materno para ser entregada al mundo de la guerra. Espero entonces no ser la guerra.

¿En dónde queda la Fe en este paisaje? Volando lejos un cóndor mostró su libertad en las alturas. La Fe no dice en qué creer para ser libre, no dice dónde ir para ser libre, no dice cómo hacer para ser libre. Es casi como una pseudo meta hacia un paso más acantilado, vertiginoso, que no siempre se está en condiciones de dar.

... y ante todo el amor no se cae. Se hace pedazos

domingo, 24 de abril de 2011

Ser amado

Es curioso ver cómo eso que tanto deseo se vuelve objeto mismo de mi rechazo. Sentimiento repulsivo hacia la propia esperanza de encontrar ese objeto. Será que al no aceptar un pasado incoherente, infantil, en el que ahora me veo como una revolución de sentidos opuestos, no puedo apropiarme de mi presente.

De esta duda surge, entonces, la propia negación del tiempo. Mi pasado de confusión se vuelve niebla que remata sin perdón en el presente. Liquida la visión y se vuelve reflejo, espejismo. La vuelta atrás no es más que girar en una espiral sin fin, pero a la inversa, porque en lugar de ampliar mi cosmovisión me cierro en el infinito y diminuto sentido de lo introspectivo.

Cada día vuelve la imagen de eso que tanto resguardo en mi memoria, pero a cada paso entiendo que no es posible que el recuerdo sea objeto mismo del olvido. Y cuando en el camino encuentro los hologramas de ese sentimiento que anhelo, escapo, corro, me refugio en la atmósfera indiferente que me separa de la realidad y trato de olvidar que fui uno más de los que sufrieron la angustia de creer que no tuvieron eso que tanto se añora.

Será entonces desafío ser protagonista de ambos tiempos, de reales y espejismos, de hologramas hermeneuticos, y de mi más terrible desafío.

jueves, 21 de abril de 2011

Y viceversa...

No. No puedo. No puedo escribir. No puedo escribir nada. No puedo escribir nada bonito. No puedo escribir nada bonito, no. No puedo escribir nada bonito, no digas. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras amor. Siempre. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre, simple. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre, simple ser. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre, simple ser. Quiero. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre, simple ser. Quiero ser. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre, simple ser. Quiero ser alguien. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre, simple ser. Quiero ser alguien para. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre, simple ser. Quiero ser alguien para vos. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre, simple ser. Quiero ser alguien para vos, desinteresado. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre, simple ser. Quiero ser alguien para vos, desinteresado. Pero. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre, simple ser. Quiero ser alguien para vos, desinteresado. Pero nunca. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre, simple ser. Quiero ser alguien para vos, desinteresado. Pero nunca llegué. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre, simple ser. Quiero ser alguien para vos, desinteresado. Pero nunca llegué, morí. No puedo escribir nada bonito, no digas mentiras, amor. Siempre fui pobre, simple ser. Quiero ser alguien para vos, desinteresado. Pero nunca llegué, morí. Solo.



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Soy


Busco por las vías del algún tren
Eso que me llene el corazón
Latiendo, palpitando, sintiendo por demás
Pero con deseos de volar

Busco las respuestas en un más allá
Sin mentiras, en un ideal
Imaginando lo perfecto, lo eterno, lo veraz
Pero nada de eso es real

Soy una espera sin reloj
Sin hilos, marioneta en el cajón

Estoy buscando ese símbolo de paz
No ser otro escondido en el placard
Muriendo lentamente con canciones para armar
Pero pensando una vez más

Soy una espera sin reloj
Sin hilos, marioneta en el cajón

Soy lo que se pierde en el montón
Soy una canción sin resplandor

jueves, 7 de abril de 2011

Ver lo que se vuelve


Se vuelve el mundo
tan inmenso
tan desorden

Se vuelve el tiempo
tan eterno
tan superfluo

Me ves pasar
en un cuento
chapoteando

Me ves distraído
en mi mundo
cantando

En el caos
yo
me pierdo
yo
me canso
yo
soy solo

En la bruma
yo
me caigo
yo
me ciego
yo
desespero

Se vuelve el don
tan mentira
tan hereje

Se vuelve el silencio
tan presente
tan ausente

Me ves caer
de frente
embistiendo

Me ves sufrir
sin causa
suavemente

En la muerte
yo
me encuentro
yo
me siento
yo
me muerdo

En la vida
yo
voy saltando
yo
me vuelo
yo
escapo

jueves, 24 de marzo de 2011

Soplando en el viento




Respirar. A veces el aire necesita escaparse en la inmensidad y volar por los cielos sin encontrar más límite que su propia vitalidad. En esa eternidad resuena el legüero de los valles tucumanos. Mostrando su esplendor en las simples miradas de aquellos ojos que quieren ver más allá. Hacia lo místico, lo mágico, apunta el coro de la Tierra para centrar en las almas el sonido de sus venas.

Sin son las penas las que hacer que un grito rompa el aire con la claridad de la luna llena, será entonces una musa de la vida y del aprendizaje de nuestra historia. Las sombras de las luces, el viento y el silencio. El eco del alma rebotando entre las sierras. Y así se expande el pecho, se cura el alma. Se vuelca la mente hacia la inesperada quietud del tiempo. Para que el sentir se haga eterno, para que el pasar no sea lo que es, un simple hecho que sucede y que se esfuma en unos cuantos segundos fuera del tiempo.

Y el camino se muestra frente al andar del caminante, del que a cada paso piensa y repiensa que no es necesario pensar tanto. Y cuando el soplar del viento se encierra entre los muros de un cañadón de piedras, el movimiento parece tan circular como la misma efervescencia del enroscamiento. La identidad se vuelve copla, la esperanza, libertad. Aire. Hay canciones que necesitan respirar.

miércoles, 2 de febrero de 2011

El camino que sigue

Yes, 'n' how many ears must one man have
Before he can hear people cry?
Yes, 'n' how many deaths will it take till he knows
That too many people have died?

Yes, 'n' how many years can some people exist
Before they're allowed to be free?
Yes, 'n' how many times can a man turn his head,
Pretending he just doesn't see?

The answer, my friend, is blowin' in the wind,
The answer is blowin' in the wind.

Bob Dylan - Blowin´ in the wind


Podemos preguntarnos infinitas veces durante nuestra vida cuál es la razón que nos motiva a tomar determinadas decisiones y accionar en consecuencia. Al mismo tiempo, a cada respuesta se le podría contestar con otra pregunta que nos haga pensar que estamos equivocados. La eterna lucha entre el bien y el mal, entre lo blanco y lo negro, entre los extremos de una misma cosa, fue, es y, probablemente, será aquello que genere, quizás, las pérdidas más grandes de nuestra existencia.

La Fe es algo en lo que muchos creen para buscar respuestas. Pero quien es realmente quien contesta a los cuestionamientos. Quién es acaso tan divino como para poder jugar a la omnipresencia en pos de convertirse en el panóptico de la vigilia del universo, un universo falso, tan pequeño que se reduce a un punto perdido en los pixeles de una pantalla luminosa, que otorga sólo unos minutos y pocas reflexiones críticas sobre la misma nada.

Hemos quemado la historia cuando era pagana, hemos aniquilado al Hombre por no creer en lo mismo que nosotros, hemos burlado nuestro origen sólo porque la creencia extranjera dice que no tenemos nada a lo cual pertenecer. Hemos actuado como sicarios incompletos, cuya paga sólo se experimenta en la percepción de la Fe considerada como cumplida.

Es el pasado, es el presente y es el futuro, todo lo que somos está distribuido, puede transformarse, puede construirse, pero los motivos por los cuales accionamos pueden llevarnos al fanatismo indiscriminado, nos evitará tomar nuestras propias decisiones porque alguien ya lo ha hecho por nosotros, y no somos nadie para oponernos a esa Sagrada Palabra. La obstrucción de la sensación en manos de la pasión desenfrenada, caótica y dirigida por el egoísmo, la avaricia, la codicia, la indiferencia, puede causar no sólo un daño a la sociedad misma, sino también a su eternidad.

Esta eternidad, ese Libro de Arena borgeano, ese encuentro fugaz entre el pasado y el futuro de un hombre que está cansado. Ese hombre que descubre que la Historia no valdrá nada, que todo lo que se defiende podría no valer nada, aún cuando le parece que en el futuro cada uno es Dios, ciencia y tradición de uno mismo. Aquel que puede prescindir del otro, una vez que haya entendido el por qué ese Otro existe, y por qué ha de tener que amarlo.

Descubrir que ser samaritano no implica predicar, no implica atarse las manos a un libro impreso en las mismas cuevas de la estandarización intelectual invisible, sino que más bien se trata de una actitud frente a la vida. El saber se abre al mundo para aprehenderlo sin necesidad de destruirlo, ni tampoco destruir a quien tenemos cerca.

lunes, 3 de enero de 2011

Into myself


La contradicción del ser o no ser, de la vergüenza de ser frente a otro que no existe más que en la propia mente. Aún así, me mira, existe, me inhibe, me castra, me encierra y me libera a la desesperación. Me encuentra indefenso ante la misma nada, encerrado en un cuarto vacío pensando que eso es la soledad. Refugio de los cobardes que a veces buscan en donde no hay, sólo para decir que nada encuentran, y aún sabiendo el resultado se enorgullecen de tener la razón sin poder entenderla. El paraíso se pierde en la inmensidad de la desesperación que hace frente a la desolación eterna, a la propia facultad de inventarse frente a los demás como una víctima del mundo externo, ese que fue construido para la opresión del alma pura que se esconde tras algunas pocilgas hermenéuticas, que menos saben cuando detenerse más que cómo aprovechar su presencia en la vida. Hundido tras la sorpresa de la realidad viva, que observa desde el frente y muestra el horizonte a quien egoísta creyó que el rincón más oscuro era la respuesta a una pregunta que desde ningún punto de vista tiene sentido, salvo desde la misma locura de ese ciego que elige no querer ver. Pero aunque veas, aunque se vuelva la mañana una revelación de la purificación de las pasiones, se enmudece el corazón a causa de esa tradición que implica la desvalorización de todo, con el único fin de hacer frente a la misma ausencia, al abandono que uno mismo puede hacer de lo que está a su alrededor. Y en los fragmentos de textos del pasado se encuentra la similitud y se crea la constancia, quien sufre hoy, sufrirá mañana, y el fatalismo crece en la sensación de nunca más volver a un nirvana en el que nunca se supo estar, por más que, tal vez, en algún tiempo se perteneció. Quiera ser el reflejo de una ventana contra el mundo, aquello que siempre quiso ser el cuerpo, sustancia putrefacta de la existencia misma. Rasgado por dentro para ser bello y enfrentar al resto sin ser honesto. Y no ver más allá de las narices, que las relaciones se nutren de la diversidad, del enriquecimiento mutuo, del amor que se siente porque realmente está. Empecinado, muere al ver que pudo ser una gran mentira, la vida, la creación de una ficción idílica de un qué hubiera pasado sí, y sonríe esperando que al encontrárselo el mensaje esté tan claro como su propia epifanía. Vil mentira la que profesa el hombre solitario, que cree que nada necesita, que ignora lo que da y aún así se contenta con un proyecto que peca de lujuria trascendental y cae en las garras de la ineptitud misma. Dejar atrás, muy atrás, aquello que nada llena pero que otorga sentido a lo propio, y darse cuenta que no se es si no se tiene, es quizás decir de forma complicada algo tan simple, pero no se puede revelar una verdad tan grande con palabras que se alejan de la filosofía abstracta, esa que entiende más allá de quienes o de lo que se puede considerar existente, e incluso también imaginario. El retorno a la vida cobra su peaje, no por venganza, no por rencor, pero subestimar y subestimarse, a veces lleva implícita una respuesta que después de mostrarse tantas veces, ahora requiere modificar su soporte y dar a luz a una nueva forma de expresión que puede escapar a las modernas palabras. Mala espina, mala calaña, mala cepa y mal olor. No depende del lugar, sino de lo que se lleva adentro y se deposita en cada paraje, aún en aquellos más recónditos rincones del planeta de la memoria, de la esperanza convertida en desilusión, y en la sola respuesta de la acción frente a la quietud.