domingo, 8 de julio de 2012

No más nada



No más nada

Blue eyes under grey skies
Crazy afternoons under grey skies
No more, no more nothing
Say no more, no more nothing
'cos I'm going back to the moon
Baby, tell me something
Would you show me something ?
Would you stop howling ?
Howlinf at the moon ?
'cos it's coming here soon
No more laughter
No more tears
No more million years
Stand by me (as the song goes)
Stand by me (as I say)
I don't know when it's time to change
It comes the change right now
I can feel it vibrating through the ground
Baby, here by me, baby, baby
Climb out off the sea
You're a wet fish
Wet fish come
Wet fish go
Wet fish come
And wet fish go


Sumo


De la galera salen sólo moscas. De mi alto sombrero de gala sólo unas cuantas pelusas de aquellos tiempos que han pasado. Serán sólo recuerdos disecados, recuerdos que parecen ya tan sucios y borrosos que ni en pelusas pueden convertirse del todo, porque no quieres aceptar que sólo los mantienes para no sentir que fallaste una vez más. Los traes al presente en cada paso, en cada pensamiento, están ahí para hacerte sentir que no todo termina, que siempre hay una segunda oportunidad. Pero en tu cabeza, dentro de esa galera mágica de la que a veces salen milagros, hoy sólo se ven como algo sucio que contamina y que transpira dentro del espacio vacío entre eso que cubre y tu cabeza. Están ahí, te dan calor, te llevan a rascarte y ensuciarte las manos. Pero son acaso parte de esa elegancia que sientes al mantener tu cabeza en alto, no sería mejor soltarlas y dejar ser a aquellas nuevas cosas que aparecen, esa nueva magia que espera ser descubierta y tomada de las orejas en el mejor truco que te lleve a un nuevo mundo. Algunos nacemos tarde para algunas cosas, pero esas cosas no son nuestras, sí son nuestro pasado, porque las hacemos presente y queremos que nunca se vayan de nuestro lado, no queremos perderlas pero, como esas pelusas, no sabemos si queremos quitarlas. Queremos que siempre nos acompañen en la vida, que nos abracen constantemente, pero no nos sirven unas lindas palabras ni las flores que se pixelan de tan solo pensarlas. No nos sirven porque en el fondo nos recuerdan lo ajenas que son las palabras y las flores sin lo hechos que las acompañan. En la distancia, en la virtualidad, nos desespera la idea de la cercanía pero cuando nos damos vuelta podemos volver a ver que nada cambió. Una sencilla idea, minúscula, nos hace imaginar un mundo donde los deseos se concretan, donde no hay nada que temer, ni tampoco razón para sufrir. En ese mundo siempre que miro a mi lado estás sonriendo, eres feliz y tus ojos están tan iluminados como si quisieran descubrir con su luz cada rincón del mundo. Pero algunos nacemos demasiado tarde para pedir que esas cosas sucedan, por lo menos cuando miramos hacia esos imposibles que se encuentran en formas de recuerdos exiliados a los que no desterramos del todo. Buscamos la forma, armamos la ley y también la trampa. No podemos soltar los recuerdos por temor al vacío, por temor a que lo que viene sea diferente, ni mejor ni peor, sólo diferente. No podemos soltar los recuerdos porque dejarlos ir iría contra nuestros principios, de ser parte de todo, todo el tiempo. De ser uno con la vida y con todo lo que la rodea. No se puede dejar ir un recuerdo que fue hermoso, por más que hoy lastime, nos vuelva melancólicos y nos haga sentir incompletos, porque, si es recuerdo, ya no está. Los teléfonos suenan y las habitaciones están vacías, no hay nadie allí para atender los llamados al pasado. Y lloramos pensando en la indiferencia, en esa anacronía en la que no importa el tiempo, sino lo que podría ser… aunque nunca ni por asomo haya empezado a ser. Entonces rasco la cabeza pensando en qué hacer, remuevo esas pelusas del sombrero, las tomo entre mis dedos, hago que formen figuras de lo que eran, hago que actúen un pasado que no existe. Pienso volver a cometer el error de pensar en ese teléfono sonando en una habitación vacía, y no quiero ni llegar a imaginar por qué sigue sonando, porque aunque no llame en mi mente el rediscado es constante. Llamo a tu recuerdo, llamo a lo que creo que eres y a lo que realmente no conozco. Busco encontrar palabras y se que no serán más que un poco más de nada. Algunos nacemos tarde para dejar ir nuestro pasado y presente. Algunos nacemos tarde como para dejar de tener esperanzas. Algunos no queremos darnos por vencidos y esperamos milagros, que el mundo real sólo sea un mal trago que se anticipó a un brebaje de felicidad en el que los sueños realmente son cumplidos, en el que se puedan ahogar las penas y olvidar todo lo malo, en el que podamos abrazarnos sin pensar que el tiempo nos impide pensarnos juntos en la eternidad, porque nuestra eternidad es cada segundo, es cada vez que esos ojos luminosos descubren cada rincón de mis sentimientos, cada vez que al mirar a mi lado te veo sonriendo, feliz. Algunos nacemos demasiado tarde, pero no queremos rendirnos ni podemos dejar atrás lo que nos hace ser lo que hoy somos. No podemos olvidar, es un karma, una bendición, un estigma. Pero a veces sería bueno no haber nacido demasiado tarde.

domingo, 1 de julio de 2012

Tierra de los sueños



Hoy te visito así, tierra de los sueños
Tal vez parezca distante, o tal vez no
Será porque de cada rincón tuyo
llevo un recuerdo en mi corazón
Será porque te siento tan mía
o porque me siento tan tuyo,
que hoy camino tus calles
y puedo entender que aunque hoy
nos sea larga mi caminata
volveremos a demostrarnos nuestra unión
Y así me voy tierra de los sueños,
a buscar la paz en otro lugar,
pero se que siempre al cerrar los ojos
recordaré de cada rincón esos recuerdos
que llevo siempre
en mi corazón.