viernes, 8 de enero de 2010

A esos locos que inventaron el destino


...cómo explicar lo que no puede más que sentirse,
cómo decir todo aquello que solemos callar.

A esos locos que inventaron el destino,
que a cada paso te hace temer,
te hace trastabillar.

A esos locos que inventaron el futuro,
para tener una meta,
para tener un hogar.

Para aquellos, piantaos, que desde una ventana abierta
trajeron la amistad, para vivirla y para soñarla

Piantaos que aún en lo malevo,
a veces sueltan lagrimones.

Sobre la vida de lo indescifrable, de lo que no se dice
del pasado oculto, de la verdad hecha realidad

A esos locos que inventaron el amor,
que nunca muere,
que siempre hace vivir,

y que regresa cada vez más fuerte.

No es memoria, no es deseo. No es puro corazón, ni miedo.

A esos locos, piantaos, que inventaron todo esto,
y no dejaron claro cómo usarlo
cómo vivirlo.

Sólo enseñaron a amarlo en su misterio...

LkS

Esxs que andan por ahí

esto lo leí en un librito que compré en el parque centenario el otro día a un poeta de esos que te vienen a buscar...

sólo voy a hacer hincapié en una frase:

yo tenía la idea de dejar mi corazón en reposo durante algún tiempo

el resto del poema, aunque bello, se acerca a lo cotidiano y a la vulgaridad que va del amor ideal al amor carnal... no quiero escribirlo.

Creo que rescato esa primera parte. Dejar el corazón en resposo... para que no duela, para que no sienta, para no sentir de más, o de menos...

dejarlo sobre la mesa de luz y volver a buscarlo una mañana, en la que se te cruza por delante aquella luz que sabés que te despertará todas las mañanas...

Delirio, sube la fiebre....

Saludos

LkS

Viaje pesado

Deseo un viaje hacer,
como el del elefante aquel
que su nombre dejó de ser.
Que de Dios a Universal
pasó a rumbo bajo sobre la tormenta,
Que de lo cotidiano hace la vida,
que de la vida hace el milagro.

Deseo un viaje hacer,
como el del elefante aquel
que con rumbo pero sin orientación siguió.
Don Desconocido, Don Único
a paso lento sobre los tiempos de la indiferencia.
Aquel que de lo cotidiano hace la vida,
y que de la vida hace el milagro.

Deseo un viaje hacer,
como el del elefante aquel,
que como en mis sueños,
acabó llegando
a donde lo esperaban.

LkS


Inspirado en "El viaje del elefante" de José Saramago.

jueves, 7 de enero de 2010

Por aquí, por allá, tal vez haya alguna respuesta


Vive siempre como quieras vivir. Entre acordes de raíces, entre la mirada del pasado y una inquietante presencia de lo acontecido, estoy, sin rumbo, por el camino de la vigilia de lo invisible. Quiero entender que a veces las cosas no salen como uno quiere, pero también que es la propia responsabilidad la que hace, en parte, que se concrete lo imaginado.

Pero quiero imaginar algo fuera de la luz azul de la melancolía. No de la tristeza, no me refiero a eso. Luz azul, un concepto que suena tan bien cuando se lo menciona en inglés pero que pierde sentido en el español, o mejor dicho se le atribuye uno fuera de los premeditados. La melancolía de una luz azul es la misma paz, el mismo estado de reflexión y de estado puro al mismo tiempo, es cuando todo tiene sentido, con todas las preguntas incluidas, pasadas, futuras, holísticas, insignificantes, un todo y la misma nada.

Pensar que todo puede perder la atracción y dejar de ser parte nuestro conocimiento, por anticuado, por incomprensible, por contemporáneo o sólo por recuerdo. Así pasado un determinado tiempo todo lo que alguna vez fue importante, ya no tiene ese lugar reservado en la memoria, que parecía tan especial y ahora ni siquiera se sabe donde está.

Párrafos sueltos. Palabras al viento. Una vez escribí algo que no pudo ser canción aún: quiero gritar al viento cosas que no puedo pronunciar, el fuego dejó cenizas que ahora ocupan un lugar. Si bien se trató de una frase surgida de la misma nada, cuando uno se deja llevar y los dedos aprietan una letra seguida de otra en el teclado aparecen las relaciones místicas, el olvido se hace presente para ser recordado.

Es el soplar de una leve brisa sobre el rostro, o también sobre el empeine del pie a la orilla del mar, pisando la arena mojada que se hunde con nuestro peso al sentir el pasar de una ola ya sin fuerza, el que nos da la libertad. No nos quita el tiempo porque no existe. No nos quita nada porque ya tenemos todo.