lunes, 23 de mayo de 2011

Todos iguales, todos diferentes



Unos tras otros, unos sobre otros. Encajados en un torbellino al cielo, en el que las letras no tienen idioma, donde lo literario se vuelve espuma y se asemeja a las nubes. Suben, bajan, protegidas de la tempestad, letras que se pierden y se vuelven a encontrar, desvanecidas, en el universo. Se rebelan ante la imposición de lo letrado, de la unificación de los criterios que buscan homogeneizar la expresión de sus almas literatas.

Y en el sin fin de una palabra, de un sonido vuelto tinta, aparece quien reúne el castigo divino en propuesta multicultural de la diversidad antropológica como naturaleza humana. Y no queda más que ver, ni pensar. Todos iguales, todos diferentes.

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