
En la esfera soy la parte más al borde, que se estrella contra todo y rebota en la mirada ajena.
Voy y vuelvo, soy propio y soy de nadie.
Querer gritar al viento que existo y perderme en la soledad de un ermitaño de sillón.
Va más allá de la dicotomía del ser o no ser…
Se que soy, pero quiero saber quién soy para los otros.
La mirada me deja trunco frente al espejo que me muestra difuso.
Enriquecido y empobrecido por mi lenguaje, por el de los demás y por el de todos.
Qué dirán, qué serán…
Me muero en la nostalgia por lo que nunca voy a ser.
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