lunes, 14 de diciembre de 2009

Mi vida pasó en sepia

Soy mi recuerdo, soy la memoria de mi propio incierto. Nací en un lugar que casi ya no existe, y no puedo hacer nada para evitarlo. Hace dos semanas ya que tuve un sueño, era en sepia. Yo entraba por el portón de la quinta La Lita en la que viví mis primeros años, allá por el barrio de Hurlingham. Como si de una panorámica lenta hacia la derecha se tratara, descubría lo ya conocido y también cosas que había perdido de vista.

Mi primo y sus monerías de pequeño, su hermana más alegre que nunca. Y también mi padre, que me preguntaba sin escuchar, y yo no podía hacer más que llorar. Tan sólo escuchar. Y aún así no pude hacer nada. Indefenso, como un niño nuevamente, pero mirando desde una altura mayor.

Bien podría citar aquella frase de ese tema tan querido: “piden el actor de lo que fui”. Yo no soy actor, nunca quise serlo… pero la vida nos ubica en situaciones bastante diversas a las que habíamos pensado en un principio. Lo premeditado pocas veces sucede, y si lo hace siempre manifiesta sus matices para demostrar la diferencia de la cruda realidad.

No me escuchan, no me ven. Corro. Lloro. Salto y recuerdo. Una entrada rodeada de paraísos y un lugar que cada vez existe menos, en mi memoria y en la realidad.

2 comentarios:

M.C. dijo...

Cuántas veces no nos escuchan o no nos ven... pero en algún momento, alguien nos descubre. Hermosa descripción de un sueño LKS.

Unknown dijo...

Los cuerpos se atraen como las personas se buscan. He llagado a la conclusión que en la vida hay dos tipos de personas, la que construyen su camino contra viento y marea o aquellas que son arrastradas por la vida y van recolectando lo que ella les permite. Mi vida fue un poco así, desde muy joven me fue llevando y fui viviendo muchas cosas que quizás nunca pensé, pero en ese recorrido te encontré y desde ese momento aprendí a crecer con la fuerza de la corriente. He llegado aquí, donde estoy quizás a mucha distancia, quizás no, pero estoy seguro que la podemos deshacer. Quizás no hemos vivido muchas cosas juntos pero todavía tenemos tiempo para construir nuevos recuerdos. Siempre te he escuchado, pero también he tenido miedo, miedo de ofender, miedo de invadir, miedo a que pienses que en pocas horas pueda servirte de algo. Déjame pintar tu sueño de colores, quiero ser rojo, azul, verde y amarillo, quiero ser pincel, quiero que me uses hasta encontrar la luz en tu vida.
Me encanta tu trabajo. Te felicito,